En el fondo de una botella. En el reflejo de sus ojos en los tuyos. En un beso, o dos, o cuatro. En el acorde mal tocado de tu canción favorita en el último minuto de un concierto. En las grises gotas de agua que se derraman desde lo alto de tu ventana un domingo de noviembre. En la vida. En la muerte. En los vicios vacíos. En la sensación de terminar un examen, a pesar de no saber si te ha salido bien o mal. En un mensaje a las 3 de la mañana. En la primera vez que sales con tus amigos y tienes que volver a casa en la parte de atrás del coche de tus padres. En la sonrisa de alguien a quien acabas de hacer sonreír en un día triste. En el sol. En la lluvia. En el aire...
La felicidad no se busca, sino que es ella la que te encuentra a ti. En cada instante, en cada momento y en cualquier situación.
A veces está ahí, y no nos damos cuenta. Por eso necesitamos tener a alguien cerca para que nos ayude a ver que la tenemos al lado. Al fin y al cabo los humanos no somos más que animales y, como la gran parte de los animales, necesitamos vivir en manada, es decir, somos sociales por naturaleza.
Tal vez esto se deba a que no todos somos iguales, y tal vez sea eso lo que nos diferencia del resto de seres del reino animal.
(Creo que es necesario hacer un pequeño paréntesis aclaratorio para entender de que tipo de diferencia hablo.)
Bueno, después de este paréntesis estaréis pensando en gran cantidad de ejemplos. Los leones, por ejemplo. Viven juntos. Las leonas van a cazar mientras los leones se quedan en el campamento, y cuando el líder de la manada se hace viejo, el macho que le desafíe y gane se convertirá en el nuevo líder. O las cebras, que viven en grandes comunidades donde todos se mueven a la vez, todos descansan a la vez y donde se apoyan unos sobre otros para dormir con la función de que todos estén alerta por si se acerca algún peligro.
Sin embargo nosotros, los humanos, somos algo distintos. Si bien es cierto que también tenemos costumbres, como los ritos funerarios, las celebraciones tanto religiosas como laicas o vivir en familias, todos y cada uno de nosotros somos diferentes.
Algunos somos olvidadizos, otros inteligentes, otros serios, otros intuitivos, otros atentos... Siempre llega un momento en que nos encontramos con esa persona que tiene todo lo que a nosotros nos falta, y a quien nosotros aportamos lo que a ésta le falta. Nuestra media naranja (Origen de la expresión "media naranja").
Cuánto bien hizo el irascible Zeus, hijo de Cronos y de Rhéa, el mayor de los doce olímpicos, en dividir a los humanos en dos, partiéndolos por la mitad con su rayo. Aunque en un principio su misión fuera la de castigar a la raza humana, hoy en día esa separación es el mayor regalo que las personas hemos podido recibir.
La oportunidad de vivir en busca de tu otra mitad, de aquel ser que entienda todo lo que tu no entiendes, que vea lo que tu no ves y que te acompañe en este viaje que es la vida. La oportunidad de vivir por y para la felicidad.
<<Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.>>
Pablo Neruda
No hay comentarios:
Publicar un comentario