De mi mente a la pantalla

martes, 6 de marzo de 2012

trío de corazones

Debí aprender a amar cuando tuve la ocasión, pero nuca le di importancia. Jamás pensé que un sentimiento como ese pudiera ser tan trascendental. Por aquel entonces estaba convencida de que el amor no llevaba a ningún lado, que no era algo serio, y me centré en otros aspectos como la madurez o la responsabilidad. Pero es ahora cuando me doy cuenta del error que cometí. Ahora, que ya es demasiado tarde para arreglarlo, es cuando me doy cuenta de que sin el amor no se puede madurar, y sin la madurez no se puede ser responsable.
Durante mucho tiempo estuve viviendo en la calle del el odio, teniendo como vecinos a la amargura y al descontrol. Hasta que un día quise salir de los suburbios. Pensé visitar la ciudad, esa a la que la gente llama "felicidad". Mi madre me hablaba mucho de ella cuando era pequeña. Decía que allí el sol brillaba todos los días y que la gente siempre estaba sonriendo.
Nada más llegar a las puertas de la ciudad encontré un edificio muy grande, repleto de personas. En su interior tenía una gran sala, con una enorme mesa de poker en el centro. Las paredes eran de cristal, para que todo el mundo pudiera ver lo que había dentro. En la puerta había un cartel que decía:
<<En el amor, como en el poker, hay que arriesgar a doble o nada.>>
No lo entendí muy bien, pero aún así decidí entrar a jugar.  Me acerqué al dealer y le dije que me diese fichas, y él me contestó:
<<Al juego del amor no se juega con dinero, sino con el corazón.>>
Me dijo que necesitaba amor para jugar, pero yo preferí hacer trampas. Rebusqué en mis bolsillos y saqué un puñado de corazones rotos que tenía tirados por ahí y a los que nunca antes había hecho caso. No eran míos, lógicamente. Eran de gente que había pasado por mi vida, y a la que había perdido por no saber amar. Eso fue suficiente para poder sentarme a la mesa de juego.
Hasta que terminó la partida y perdí todo lo que tenía no me di cuenta del error que había cometido.
Había perdido todos los ases que tenía guardados en la manga, y ya no había manera de recuperarlos.
-el amor es la respuesta, pero debes formular bien la pregunta- 

2 comentarios:

  1. Me has dejado sin palabras, y mira que eso es difícil. Increible Verónica, me has dejado alucinada.
    Me ha encantado la historia, y cómo has utilizado el Poker como hilo conductor, buenísimo...
    No sé que más decirte, de verdad, uno de los mejores que he leido. Ahora mismo voy a hacer circular el link por twitter. Sigue escribiendo cariño, lo haces de maravilla.

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias Alba. La verdad es que cuando te entra la inspiración, te entra pero bien :)
    Gracias por tu comentario!

    ResponderEliminar