De mi mente a la pantalla

miércoles, 1 de febrero de 2012

I would make you stay...

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te perdí? Ya ni lo se... Bueno, en realidad si que lo se. 1 mes, 1 día y apenas unas horas, minutos y segundos. Fíjate, tan poco tiempo y ya hablo de tí en pasado. Es muy desolador, lo sé, pero ya no puedo referirme a ti como solía hacer, en presente, porque ya no estás. Pero lo que si puedo hacer es referirme a ti en esta carta que sé que jamás leerás.
Quiero contartelo, contarte todo lo que he sentido desde tu partida.
No podré olvidar nunca ese día, el día en que me dieron la noticia de tu huída de la vida terrenal. Ese día yo me marchaba a una acampada, y unas horas antes de que sonase la alarma de mi movil mi padre entró en mi habitación. Nunca le había visto llorar, y mucho menos asi, pero lo hizo. Él lloró, y yo con él, al igual que estoy haciendo ahora al recordarlo. Poco después vino él, my little savior. Yo no quería llorar delante de él, pero si me aguantaba más las lágrimas corría el riesgo de ahogarme con ellas. Yo misma le dije que viniese, no quería estar sola. Entonces él me animó, como siempre hace.
Yo me empeñé en ir a la acampada, pensando que estaría distraída y no pensaría en ti, pero llegó el anteúltimo día. Ese día mi padre subió a buscarme con el coche, y me bajó a casa para asistir a tu funeral. (Funeral... una palabra horrible, y más sabiendo que se refiere al tuyo). Subimos al tanatorio y allí estaba una de tus tres joyas, la mayor de todas. Estaba mirándote fijamente. Entonces yo me acerqué, la agarré de la mano y la abracé. Ella estaba en estado de shock, tan quieta que parecia que el tiempo se habia detenido. Me miró y dijo: ya no está... Entonces la abracé aún con más fuerza. Después comenzó la ronda de "lo sientos" y "mis más sentidos pésames" por parte de familiares y conocidos. Cada condolencia se me clavaba en el corazón como una estaca, pero me limité a poner buena cara, como se suele hacer en estos casos.
Lo siguiente que recuerdo es estar sola, mirándote. Estas muy guapo, tal y como te recordaba antes de enfermar. Entre tus manos sostenías una foto en la que salimos tus tres joyas, contigo y con la reina de tu casa. Esa foto es del día de tus bodas de oro, ¿lo recuerdas? La mayor te cantó una canción que jamás podrá volver a cantar. Ese día te emocionaste mucho. Tu cara irradiaba tanta felicidad que he decidido recordarte así para siempre.
Horas más tarde estabamos todos allí, en la iglesia. No pude levantarme del banco durante toda la ceremonia. Estube agarrada a la mayor durante toda la misa, sujetando entre nuestras manos una foto tuya.
Recuerdo perfectamente ese pasillo interminable repleto de gente. Tu ibas delante, y yo te seguía sin saber muy bien por qué mis piernas estaban andando. Supongo que por inercia, o por no querer separarme de ti. Todavía tengo las miradas de esa gente clavadas en mi memoria. Me miraban, se compadecían de mi, renegaban y maldecían al señor por haberte llevado con él. Pero no necesitaba su compasión, sino a ti.
Luego se abrieron las enormes puertas de la santa casa, y allí estaba la tercera joya que me queda por nombrar. Él, tu ojito derecho. Siempre fue tu campeón, el único varón de los tres. Fue verle y apagarse el mundo. Todo se quedó en silencio. Fue como esas escenas de película en las que acaba de ocurrir un accidente y sólo se ven las imágenes silenciosas de los personajes, tristes y aterrados. Mis familiares intentaban pararme para que me calmase, pero yo tenía un objetivo: abrazarle. Me agarré a él llorando, y él me devolvió el apretón. Olía a tabaco y a cuero. Entonces se dirigió hacia tí y te metió en ese coche lleno de flores. Fuimos tus tres alegrías juntos en el coche, en silencio. De vez en cuando decíamos algo y nos reíamos sin ganas, como para intentar relajar un poco el ambiente. Pero fue llegar al cementerio y comenzar todo otra vez. Más llantos y más compasiones. Yo solo quería llegar a mi casa y dormirme, no aguantaba más...
Después de quedarme seca de tanto llorar, mi padre me subió otra vez al campamento para terminar mi última noche allí. Todo parecía ir bien, hasta que llegó el momento de la reflexión.  Los compañeros, sin saber nada de por qué me había marchado, habían escogido una lectura que trataba sobre nuestros mayores. Entonces dijeron algo que activó mi sensor, y que mi mente ha decidido olvidar. Salí corriendo de la sala y me fui a mi habitación a llorar las últimas lágrimas que me quedaban (ese día). Mis compañeros de habitación llegaron tiempo después y se lo conté todo. Entonces ellos me animaron. Todos me abrazaron y les senti más cerca que nunca. Resulta sorprendente que tan sólo un mes después de esto ya nadie se acuerde. A penas unos pocos de esos compañeros me siguen animando como ese día. Y no sólo por eso, sino por todo en general....
Eso es todo lo que pasó aquel día, sólo quería que tuvieras otro punto de vista. Espero que algún día nos volvamos a encontrar, y que me cuentes como lo vivíste tú.
Para terminar, quiero decirte que aquí nos acordamos mucho de tí, cada día que pasa. Hay alguien que estuvo contigo hasta el final, hasta tu último aliento. Me contó todo lo que vivió. Me dijo que no te querías ir, que repetías una y otra vez que te ibas a poner bien. Ella estuvo hasta el último momento a tu lado, nunca te dejó solo. Espero que cuando la veas le des un abrazo y le des las gracias.
Por lo demás eso es todo. No sé muy bien a dónde te has ido ni si leerás esto, pero ahora mi alma está mucho más tranquila. Te recordaré siempre, siempre, siempre, de eso puedes estar seguro.
TE QUIERO.

2 comentarios:

  1. es lo mas bonito q e leido nunca,no pudiste espresarlo mejor.
    si,asi fue como paso todo,los ultimos momentos en q estavamos con el.
    yo siendo la mayor,estoy orgullosa de ti,de ser fuerte por los q no pudimos serlo.
    quien iva a imaginar q la pequeña animase a la mayor,pero...te lo agradezco en el alma.
    te necesitava.
    gracias x todo q nunca te lo dige.
    os kiero,os kiero a los 2,a los 3 a los 4....
    a toda la familia.
    en mi corazon siempre.....

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  2. Bueno, en ese momento hice lo que me dictó mi corazón, no pensé mucho en lo que estaba haciendo. Es más, hasta un par de días después no supe con claridad lo que había pasado ese día.
    Me alegro mucho de haberte animado Bea, que sepas que estar contigo ese día también me ayudó bastante.
    Un abrazo muy fuerte.

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