De mi mente a la pantalla

domingo, 30 de octubre de 2011

bad things, good experiences

Aquella noche me marcó, y desde entonces creo que soy una persona diferente. Esa noche, "La Noche", Se clavó en mí como una herradura anclada a la pata de un caballo de carreras, sólida, resistente y duradera, aunque algo borrosa y desgastada a medida que pasan los días. Fue una noche triste y sí, ¿por qué negarlo?, lloré. Lloré de tal manera que no pude contener mis lágrimas durante más de cinco segundos seguidos. Lloré hasta que me quedé sin lágrimas, sin voz, sin corazón...

-Ya estoy harta de esta mala racha, joder!
+¿Sigues pensando que es por tu culpa?
- Sí, y tú también. Los dos lo sabemos.
+...si....

Me dí la vuelta, dispuesta a marcharme.

-Me voy.

Entonces me cogió de la mano y me llevó hacia él.

+No llores, por favor, eso si que no. No soporto que llores...
-Pues no estés triste...

Le miré a los ojos y él me abrazó. Me abrazó tan fuerte como nunca lo había hecho. Sabía que me había pedido una cosa imposible, y yo le respondí con una petición igual de complicada de cumplir.

+ ¿Sabes? no se a que viene esto, pero... Aquí, justo donde estamos, es hasta donde me acompañaste la última vez que quiseste acompañarme hasta casa...
-Prométeme que el lunes te veré con una sonrisa de oreja a oreja para mi.

Me esquivaba la mirada. No quería prometerme algo que no podía cumplir. Y mientras, yo seguía llorando, casi sin poder articular palabra. Un diminuto hilo de voz ahogada se escapó de mis labios...

-Prométemelo, por favor...por favor...
+No puedo... Te prometo que lo intentaré, pero no te lo aseguro.
-Vete a casa, por favor.
+Adiós. No me sigas, vete a casa tú también. Y no llores más, por favor.
-Adiós.

Cada uno tomó la dirección contraria del otro. Yo me quedé inmóvil mirando como se alejaba sin volver la vista atrás, al contrario que yo. En ese momento creí que me moría. No quería dormir, no podría, así que decidí caminar. Caminar sin rumbo, simplemente a donde me llevasen los pies. Llorando comencé a correr, hasta que mi cuerpo se rindió y decidió tirarse al suelo. Entonces lloré más si se puede, tirada en el suelo, maldiciéndome, llenando el frío asfalto de lágrimas, saliva y sangre que procedía de mi nariz por la caída. Llegué hasta un puente de piedra, me senté en la barandilla y miré hacia abajo. En ese momento me hubiera encantado saltar, acabar con todo, no tener que pensar en nada, no tener remordimientos ni pesadillas. Pero alguien en mi interior me convencía de que no era una buena idea. Estuve contemplando el agua un buen rato, y cuando esa vocecita de mi cabeza dejó de hablar me acerqué a una fuente, me limpié las lágrimas y la sangre seca y me dirigí hacia mi casa.
Fue el último día de una racha desastrosa, pero dio paso al comienzo de una racha nueva, una mejor. Una etapa feliz, sin remordimientos, disgustos ni culpabilidades, simplemente feliz. Una etapa con final abierto, que sigue y seguirá así durante mucho, mucho tiempo...
If I cried tenfold for you, shall laugh with you one hundred, because you are the moon of my nights.


vero's thoughts'.®

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho Vero, y me ha recordado (no se si la habrás visto) a la segunda película de Crepusculo, Luna Nueva. No se exactamente porque o cómo lo escribiste, lo único que me alegra es esa reflexión final que tienes (esto teniendo en cuenta que sea real). Para terminar, y repitiendome, me ha encantado.

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