De mi mente a la pantalla

miércoles, 2 de noviembre de 2011

-guarda tus juguetes en un baúl, pero no le pongas candado-

Dónde quedaron los soldaditos de plomo, todos cojos, con sus trajes rojos y sus sombreros.
Qué fue de las princesas, aquellas que besaban y transformaban ranas, que iban a bailes hasta media noche o se pinchaban con ruecas. También de los príncipes, azules, verdes o amarillos, pero príncipes, cuya misión era rescatar a las princesas.
Que pasó con los rompecabezas, con los peluches, con las muñecas Barbie y los Madelmans, con las pegatinas de colores, con los tazos, con los cromos... Dónde han ido a parar los domingos en el pueblo, las heridas en la frente, las promesas de meñique, los dientes de leche...
Atrás quedaron ya los días de ir del colegio al parque y del parque al colegio. Los días de robarle los vestidos, los zapatos y las joyas a tu madre y jugar a ser mayor. Los días de soñar con ser un super-héroe o un cantante de fama mundial. Ya no volverás a desear crecer para hacerte tatuajes, como tu hermano mayor, ni para salir con chicos, ni para poder salir hasta tarde.

Olvídate de todo eso, ahora eres mayor. Tienes responsabilidades, tienes un futuro por delante más allá de los cuentos y los juegos. Ahora tienes que estudiar, trabajar, formar una familia. Tienes que cuidar de otros, estar día a día con otros, en las duras y en las maduras. Debes empezar a pensar en tus obligaciones como persona adulta. Sustituir los dibujos por facturas, los bocadillos y las chuches a la hora de la merienda por los veinte minutos para almorzar y los caprichos de fin de semana por la hipoteca.

Espera, ¿que esto no es lo que esperabas? Bueno, a ninguno nos enseñaron de pequeños lo que es la vida real, y no me parecería bien que lo hiciesen, pero ahora eres mayor. No te estoy diciendo que te olvides de tu infancia, ni mucho menos. Sólo te estoy diciendo que abras los ojos, que no te quedes enclaustrado en esos días inocentes y felices. ¿Que por qué te digo esto? Muy sencillo. Porque hay mucha gente que no lo hace, no se olvida de eso. Algunos no pudieron quemar a tiempo sus etapas, y ahora pretenden recuperar el tiempo perdido. Eso no es bueno ¿sabes?. No es bueno que una persona haga cosas inapropiadas a su etapa. Eso conlleva a la frustración y a aferrarse a algo que ya no puedes recuperar.

Escúchame con atención: quiero que cierres los ojos. ¿Ya?... ¡Perfecto! Ahora quiero que pienses en la etapa en la que estás. Cuando lo hayas meditado bien quiero que pienses en todo lo que crees que es apropiado hacer en esa etapa, ¿y después?, muy sencillo...
 Simplemente hazlo.

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