De mi mente a la pantalla

lunes, 8 de febrero de 2016

la vida tras el cristal

Cómo empezar. Cómo narrar la historia de mi vida. Cómo contar un cuento cuyo final es incierto...

Como dijo una vez el Robe en una de sus canciones, ''para algunos, la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos.''
Para mi en cambio la vida es un misterio que se esconde tras los cristales de un autobús nocturno.
Con el paso del tiempo mis cervicales han aprendido a hablar el lenguaje de los incómodos asientos azules de terciopelo.
He escuchado cientos de historias de gente a la que ni si quiera he mirado a los ojos.
He visto diferentes manos sujetando un volante que siempre me lleva al mismo destino.
He reunido a oniria e insomnia en cada cabezada, y los he separado en cada mella en el asfalto.
He dejado mi vida en una cárcel con ruedas que se mueve hacia direcciones familiarmente dolorosas, viendo como mi mundo continúa girando sin mi.
Sólo soy una cifra, un billete más, una pausa para el cigarrillo a mitad de camino. Ya no soy una persona. Ya no soy yo.
A veces apoyo mi frente contra el cristal, muy fuerte, como tratando de que los rayos de sol me atraviesen de lado a lado la cabeza... pero nunca pasa nada. Ni si quiera puedo sentir el calor a través de esas horribles ventanas.
De vez en cuando pienso cómo sería mi vida si no tuviera que viajar tanto. ¿Más estable? ¿Menos caótica? ¿Menos dolorosa? Te mentiría si te dijera que no.
Ahora, después de conformar la persona que soy a base de viajes, me doy cuenta de lo mucho que he ganado perdiendo horas en un autobús.
Pero ya es tarde. Ahora que empiezo a apreciar las lecciones que me han sido impuestas en la vida, no tengo tiempo de abarcarlas con los brazos. Siento que se me escapan, que verdaderamente es ahora cuando empiezo a dejar de ser yo misma...
¿Qué está pasando? Hace solo unos minutos estaba reflexionando sobre mis viajes, y ahora todo está oscuro. Solo siento que algo está pasando rápido a mi alrededor, una especie de fiesta en la que se celebra un acontecimiento terriblemente bizarro. ¿Quién es toda esta gente? ¿Qué es ese extraño sonido? El sabor a hierro se filtra hasta mis oídos, retumbando como si alguien estuviera dando patadas a una vieja tubería de metal.
Con cada golpe de respiración me apago. Pero alguien se esfuerza por volver a encenderme la luz. Empiezo a sentirme más cómoda en la oscuridad, más apacible, más confiada.
Me habría gustado despedirme, pero por una vez en la vida me apetece ser egoísta. Quiero guardarme para mí esta reflexión, pero no sin antes advertir al mundo de algo:
''Tenéis que creer que en esta vida todo pasa por algo. Creerlo muy fuerte, de manera ciega y con total fe. Pero no dejéis todo a la suerte. Tenéis que agarrar al destino y decirle al oído: ESTOY AQUÍ''.


1 comentario:

  1. He llegado aquí por casualidad y, tras leer algunas entradas, me parece que escribes maravillosamente, de verdad.

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